Bellis Perennis

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Me había recuperado más rápido de lo esperado de aquella operación que me realizaron los robots mandriles, así que estaba dispuesto a dar por finalizada mi aventura en aquella isla infernal y regresar a casa, pero no sin antes salvar a aquellos misteriosos Yacos enjaulados y averiguar, de una vez por todas, la clave para salir de aquel lugar, que según me dijeron los simios, se hallaba en aquella misteriosa cueva.

Me despedí de los primates, y por supuesto, de mi gran compañero de aventuras Firulais, dándole un cálido abrazo, al cual no iba a llevar conmigo a la cueva, por si las cosas se complicaban, no poner en riesgo su vida, ya que si estaba vivo, era gracias a él. Partí de inmediato siguiendo las indicaciones que los mandriles me habían facilitado para llegar a aquella cueva, y tras varios kilómetros, la encontré y me adentré en ella.

Al llegar volví a escuchar la misma locura de los teléfonos y aquellas voces que amenazaban con irse de allí constantemente, así que intuí que aquellos eran los misteriosos Yacos, que en lo más profundo de mi cabeza, ese nombre me resultaba familiar, pero en aquella aventura imagino que perdería parte de mi memoria, porque no lograba recordar nada.

Me adentré hasta el final de aquella cueva y descubrí lo que eran los Yacos, eran unos encantadores loros (a la vez que escandalosos), que sólo ansiaban la libertad, querían volar libres y que dejaran de traficar con ellos, por eso no hacían más que gritar que se iban( o al menos es la única explicación lógica que encontré en ese momento), así que localicé el botón para abrir aquellas jaulas y todos volaron hacia su nueva vida, excepto uno, que se posó en mi hombro y me susurro al oído un nombre... un nombre que hizo que volviera mi memoria, que me resultaba de lo más familiar, y que ese loro optó por susurrarmelo para que nadie conociera mi verdadera identidad, salvo los que yo quería que la conocieran mientras escribo estas lineas.

Antes de volar hacia su libertad, me mostró el camino hacia lo más profundo de aquella cueva, para que yo pudiera descubrir una lámpara, parecía una lámpara mágica, y aunque nunca creí en esas cosas, una parte en mi interior me pedía que la frotara... y así lo hice, dejando salir al genio que habitaba en ella, el cual se dirigió a mí:

- Soy el genio que habita en la lámpara, me dedico a
cumplir los deseos de la gente desde tiempos lejanos, así que te informo de que tienes tres deseos, los que tú quieras pedir.
- Estoy algo confuso... ¿puedo pedir lo que yo quiera?
- Sí, tres deseos, recuérdalo, no tienen porqué ser ahora si no los tienes claros.
- ¿ Y cuando los pida, que ocurrirá?
- Cumpliré tus caprichos y después volveré a la lámpara, aguardando a qué otra persona vuelva a invocarme.
- Vale, quiero pedir mi primer deseo...
- Adelante.
- Quiero salir de esta isla infernal, a ser posible con una pistola cargada para defenderme por el camino y poder regresar a casa.
- Deseo concedido. En la playa, ahora hay un helipuerto, un piloto te estará esperando para llevarte de vuelta a casa. Y permítete un consejo... no tienes pinta de haber matado nunca a nadie, así que usa el arma solo si tu vida corre peligro...una muerte puede pesar mucho en la conciencia.
- Gracias por el consejo, genio, solo la usaré cuando llegue el momento. Por ahora, me guardo mis otros dos deseos.
- Volveré a mi lámpara hasta que vuelvas a invocarme.

Salí de aquella cueva, y retorné junto a mi lámpara el camino de vuelta hacia la playa, y tras varias horas andando, vi de lejos el helipuerto, con el helicóptero esperándome para salir de aquella isla, pero antes de subirme, vi algo a toda velocidad acercándose por mar, con rumbo a la playa. Cuando estaba lo suficientemente cerca, me quedé atónito al ver que se trataba de una caravana, con un sistema instalado el cual le permitía ir por mar, nombrada por sus tripulantes como " Bellis Perennis"( Sabía de que flor se trataba). Llegaron a tierra y vi salir a 3 personas( una de ellas llevaba un tupper repleto de pechugas), las cuales parecían ilusionadas al llegar a aquella isla paradisíaca e iniciar lo que pensarían que iba a ser una aventura inolvidable, pero fuí incapaz de advertirles sobre lo que se encontrarían, porque se me había ocurrido una solución, así que subí al helicóptero y partimos de vuelta a casa. Durante el vuelo, volví a invocar al genio, el cual se volvió a dirigir a mi:

- ¿Ya has pensado tu segundo deseo, amo?
- Sí, lo tengo más que claro.
- Adelante.
- Quiero que conviertas esa isla infernal, en la isla paradisíaca más bonita del mundo, que haya lo suficiente para vivir bien, y que no exista el dolor durante la estancia en ese paraíso.
- Tus deseos son ordenes, pero...¿ Puedo preguntar porque? Ya no tienes porque volver a esa isla.
- Han llegado tres nuevos aventureros, y quiero que tengan esa aventura que yo no pude tener, tengo la corazonada de que lo van a lograr.
- Te honra ese deseo que has pedido.
- Gracias, me guardaré el tercer deseo para cuando llegue a casa.

El genio volvió a su lámpara y yo terminé el viaje dormido, hasta que llegamos a tierra firme. Cogí un taxi hasta llegar a casa, a mi tan ansiada casa que tanto había echado de menos. Me acomodé y comencé a escribir esta última parte de la historia, hasta ahora, que me dispongo a pedir mi último deseo, el cual transcribiré en directo mientras tengo la conversación con el genio. Así que...allá voy:

- ¿Ya has pensado tu tercer deseo?
- En realidad fue el primero que pensé, al ver aquellos Yacos volando libres, me di cuenta de que nadie debería estar enjaulado, ni depender de unas cadenas que le aten a otra persona, y tu, querido genio, sufres ambas cosas. Así que, mi último deseo es para ti, quiero que seas libre.
- Eres una persona muy bondadosa, desde ahora podré ser libre y cumplir mi sueño de viajar por el mundo, sin depender de ningún amo más. Gracias...amable periodista, por tan enorme regalo, me has devuelto la vida que me arrebataron hace tantos años.
- Me alegra oír eso, disfruta de tu libertad, genio.
- Ahora quiero preguntarte algo yo a ti...¿ Que fue de tu gran amigo Firulais?
- Verás...en mi última publicación, omití parte de la verdad que no quería que saliera a la luz todavía. Los mandriles me dieron una mala noticia, no pudieron hacer más que darle una solución provisional a mi falta de órganos, así que mi tiempo aquí será muy breve, noto como mis energías se agotan y algo en mi interior está dejando de funcionar como debería. Los monos no disponían de lo necesario para darme una solución en aquel lugar, así que, opté por dejar a Firulais en buenas manos. Además, seguro que conoce a esos tres aventureros y lo adoptan, ahora que van a tener la aventura de sus sueños en una verdadera isla paradisíaca.
- Vaya... lamento oír eso. ¿Y porque no te trajiste a Firulais y utilizaste tu segundo deseo para reemplazar esos órganos que te robaron?
- Cuando uno de los Yacos me susurró aquel nombre, descubrí...que a ese Yaco lo conocía y que aquel nombre era el mío, y comenzaron a llegar todos los recuerdos traumáticos de mi pasado, los cuales perdí a causa de un Shock, desde aquel día, nunca pude volver a ser feliz, pero nunca volví a saber porqué... hasta que volvieron mis recuerdos. Pero cuando me crucé con aquellas tres personas que salian de la caravana, un sentimiento de culpa se apoderó de mí ... yo era una de esas 3 personas. Fui el único superviviente de aquel infierno, en esa isla habían cosas peores que las que he narrado. ¿Sabes? Me llamaban el guardaespaldas, y aunque fuese de broma, jamás estuve a la altura de aquel título.
- ¿ Que pasó en esa isla en el pasado?
- Eso no importa, ese pasado morirá conmigo pronto, justo hoy han pasado 10 años de aquel fatídico día en el que llegamos a la isla. Ahora se abrirá paso un nuevo futuro, un futuro que les he podido brindar gracias a mi segundo deseo, para que disfruten de la verdadera aventura que tenían en sus mentes y nunca ocurra lo que pasó en aquella isla, eran personas muy importantes para mí, formaban parte de mi vida y aunque el shock borrara mi memoria, siempre viví con un sentimiento de culpa sin entender porqué y nunca pude volver a sentirme libre, pero ahora van a tener la segunda oportunidad que siempre merecieron.
- Siempre estaré agradecido por tus buenos actos, te lo digo de corazón.
- Ha llegado el momento, genio.
- El momento...entiendo. Antes de despedirnos me gustaría preguntarte una última cosa...
- Claro, dime .
- ¿Que pasará con tus lectores, ahora que ya no estarás?
- Buena pregunta, genio, pero ya lo tenía pensado. En el pasado conocí a una joven promesa, una futura periodista... y créeme, mis publicaciones no serán nada en comparación con lo que ella ofrecerá, tiene un enorme potencial y un brillante futuro por delante. Mi segundo deseo hará posible que ese futuro pueda llevarse a cabo al cambiar el rumbo de la historia.
- Si lo dices tú, estoy seguro de que tus lectores quedan en las mejores manos. Ya seguía tus publicaciones desde el interior de mi lámpara, pero esta que estás terminando de escribir ahora, es muy diferente, está escrita desde el corazón, y aunque tenga un final agridulce, la guardaré como un bonito recuerdo para mis viajes, porque al fin y al cabo, lo que has hecho hoy por mí y por los tres aventureros, ha sido increible. Aunque ellos nunca sepan lo que hiciste, yo siempre lo llevaré conmigo. Gracias por todo y hasta siempre, amigo.
- Adiós, querido genio, ahora los dos vamos a ser libres de nuevo.

Escribo mis últimas líneas, para despedirme de vosotros. Así fue el final de mi historia, una historia, que desde ahora dejará de existir, puesto que solo la sabréis vosotros. Una historia que cambiará el rumbo de su futuro volviendo a comenzar desde el pasado, para abrir paso a una nueva realidad llena de nuevas oportunidades, dándole una nueva a unas personas que en su momento no la tuvieron, permitiéndoles disfrutar de su aventura soñada en un viaje que comenzó cuando montaron por primera vez en la Bellis Perennis... aunque, quien sabe, lo mismo ese viaje inicio un poco antes, pero eso solo lo saben ellos tres.

Cierro sesión, hasta siempre, queridos lectores. Mi relevo no os defraudará... os lo prometo.

Atentamente, el periodista anónimo( al menos...para algunos).

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